viernes, diciembre 08, 2017

Frutas y verduras

Crónicas Angelopolitanas  



Desde las 5:48 de la mañana tengo que lidiar con ellos. Están distribuidos por toda la ciudad y causan más daño que una enfermedad venérea, ya que los grandes baches descomponen la camioneta y cuando no hay que cambiarle una llanta son los amortiguadores.

Don Arquímedes Teutle tiene una camioneta de reparto de frutas y verduras a domicilio y hace sus entregas desde la Central de abasto hacia el Barrio de san José, en el centro de la ciudad. Entre las entregas por las calles y las pequeñas tiendas en los barrios del centro de Puebla ocupa sus días acompañado de uno de sus seis hijos, el de en medio. La peor época del año –dice- es la de lluvias porque se ponen muy mal las calles, no se salvan ni las que tienen adoquín.

Esta cuchilla que lleva del estadio de fútbol hacia la central se pone imposible de circular y es casi la única opción para entrarle. Aquí en la zona de la colonia Maravillas y con tanto transporte público que circula no duran los parches que vienen a hacer.

Imagínese, cometa, para las tres de la tarde ya estoy todo sacudido y atolondrado de tanto rebotar por las calles y luego, aunque uno no quiera pues cae en los hoyos que están cubiertos por el agua de la lluvia y que no se pueden librar porque están en el paso. Ya me ha tocado pegar o que me choquen por querer evitarlos.

Apenas la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas dijo que iban a relaminar 30 mil metros de baches, pero para cuando llegan a donde realmente se necesita ya se dañaron otros tantos, son muy lentos y además comienzan por donde quieren y no por donde los concesionarios del transporte necesitan.

Además –se queja- hacen sus trabajos con su gran maquinaria en las horas que menos deben, ya que con tal de que las personas veamos que están trabajando cierran calles durante el día cuando lo mejor sería que hicieran estos arreglos por la noche, cuando el tráfico es menor. Dentro de poco vienen las campañas de los políticos que ofrecen de todo y que no cumplen nada –alega don Arquímedes- el bacheo y el alumbrado público, la seguridad, los franeleros, las carreteras y los deslaves. Todo sería fácil si los “jefes” vieran a futuro y no sólo engañarnos con promesas.

Ni modo que no se les ocurra que tapando de hoyito en hoyito se gastan más que si arreglaran bien. Cuántos años tendrán ya las calles y ni modo que aguanten para toda la vida, alguien tiene que invertir nuestros impuestos en esos arreglos y no estarse echando la bolita después, que si le toca al ayuntamiento o al gobierno estatal, dice con conocimiento de causa.

Tengo en este trabajo cerca de veinte años y de aquí les he dado de comer y estudios a mi familia, hay como en todo temporadas buenas y temporadas bajas, pero la verdad es que con las composturas a la camioneta cada que se amuela no tengo suficiente para cambiarla.

Lo que más consumen los comercios a los que les entrego son las frutas de temporada y el Chile poblano para preparar los Chiles en nogada. Pero todo el año lo que más piden son las papas, las manzanas, el plátano, los limones, las calabacitas, la lechuga, los Ejotes, la Papaya y los nopalitos, Jitomates y Cebollas, dice casi en una cantaleta.

En su tiempo la sandía es muy socorrida, así como la naranja, la mandarina y el melón y creo que lo que menos me piden es la col, la zanahoria, el betabel y los hongos, aunque yo siempre traigo cargando, dice pelando los dientes. Ahora el Cacahuate de piñata, la Jícama y el limón, además traigo colación para las piñatas y unos juguetitos para ayudarme económicamente.

La camioneta Ford azul deslavada de don Arquímedes se aleja dando tumbos entre los baches, meciendo los guacales que utiliza como anaqueles además de las dos básculas de dudosa reputación donde pesa el recaudo del día. Su espejo retrovisor carga a la madrecita de todo México, y su defensa posterior -que ha perdido el cromo- se despide diciendo “si te vi me vales madres”.

Joaquín Ríos Martínez

Fotógrafo, lector de imágenes y periodista cultural

No más arcones navideños

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Taller Fetiches


Crónicas Angelopolitanas. Franca



Primero fue el grito característico y el azote de los tanques de gas lo que desapareció de las calles del centro de Puebla. Después los bolillos y las verduras con las que especulan los comerciantes, ahora desaparecieron las sonrisas y los saludos amables del consumidor, incógnito pero presente en el mercado, recuerdo me comentó Franca Méndez, maestra en sociología, pero sobre todo madre y ama de casa.

Antes se decidía trabajar para llenar otro espacio en tu vida, superarte, relacionarte, después por ayudar al gasto familiar y descargar responsabilidades de tu pareja, ahora es imperativo el que trabajen los dos, cuando los hay. A veces hay quien tiene dos trabajos o vende cosas.

El gobierno, sea quien sea nos está arrinconando y dejando indefensos, no hacen nada en realidad por mejorar la situación económica y social del país en donde Puebla juega un papel importante. El campo es cada vez una peor opción de inversión y está provocando desde hace años una migración a las ciudades de forma impactante, y aunque se enriquece y altera la cultura, viven en hacinamientos sin servicios.

Después de estar conteniendo la inflación por más de un sexenio de manera artificial, hoy se refleja en la pérdida de empleos y –acusa Franca-, el aumento de la economía informal que no paga impuestos, pero si entrega grandes cuotas al gobierno.

Otra discusión de este tiempo es el del gasto en las elecciones, pero porqué somos nosotros los que tenemos que pagar las campañas, ¿Por qué no son los propios partidos los que se paguen esos gastos llenos de mentiras? ¿Para qué queremos sus fotografías en cada poste de un material que no se recicla?

Todo ese dinero ¿Por qué no se utiliza en los damnificados, en apoyar al campo o en organizar campañas que involucren el bienestar social? Este anuncio del aumento a la gasolina ha generado una psicosis entre la población. Unos que esconden los productos que pueden, otros que ya no pueden invertir a largo plazo y los más que tenemos que ir cambiando el estilo de vida porque los sueldos no representan el gasto diario.

El país, muy joven y todo los que quieras, con apenas poco más 200 años de independencia no ha podido salir de su cultura del tlatoani todopoderoso, de la imagen del gobernador corrupto e insensible hacia sus gobernados. Al Estado se le están saliendo de las manos los problemas y no sabe dónde encontrar la solución. Por ejemplo –apuntó- el tema de los impuestos es algo que no han podido decidir en años, se hacen pendejos unos y otros y no pueden establecer un orden en el que el impuesto al valor agregado sea justo.

Existe un dicho que más o menos dice “cuando al pueblo le pegas en el estómago, hay problemas”, y se acerca el ciclo de poquito más de cien años que se cree puede ser un detonante social. Ya estamos hasta la madre y quién nos detiene.

La última vez que encontré a Franca fue en 2007, en el Barrio de san José, hoy sus palabras mantienen una espeluznante actualidad.

*Fotógrafo/Periodista cultural