Crónicas Angelopolitanas. Franca
Primero fue el grito característico y el azote de los
tanques de gas lo que desapareció de las calles del centro de Puebla. Después
los bolillos y las verduras con las que especulan los comerciantes, ahora
desaparecieron las sonrisas y los saludos amables del consumidor, incógnito
pero presente en el mercado, recuerdo me comentó Franca Méndez, maestra en
sociología, pero sobre todo madre y ama de casa.
Antes se decidía trabajar para llenar otro espacio en tu
vida, superarte, relacionarte, después por ayudar al gasto familiar y descargar
responsabilidades de tu pareja, ahora es imperativo el que trabajen los dos,
cuando los hay. A veces hay quien tiene dos trabajos o vende cosas.
El gobierno, sea quien sea nos está arrinconando y dejando
indefensos, no hacen nada en realidad por mejorar la situación económica y
social del país en donde Puebla juega un papel importante. El campo es cada vez
una peor opción de inversión y está provocando desde hace años una migración a
las ciudades de forma impactante, y aunque se enriquece y altera la cultura, viven
en hacinamientos sin servicios.
Después de estar conteniendo la inflación por más de un
sexenio de manera artificial, hoy se refleja en la pérdida de empleos y –acusa
Franca-, el aumento de la economía informal que no paga impuestos, pero si
entrega grandes cuotas al gobierno.
Otra discusión de este tiempo es el del gasto en las
elecciones, pero porqué somos nosotros los que tenemos que pagar las campañas,
¿Por qué no son los propios partidos los que se paguen esos gastos llenos de
mentiras? ¿Para qué queremos sus fotografías en cada poste de un material que
no se recicla?
Todo ese dinero ¿Por qué no se utiliza en los damnificados,
en apoyar al campo o en organizar campañas que involucren el bienestar social?
Este anuncio del aumento a la gasolina ha generado una psicosis entre la
población. Unos que esconden los productos que pueden, otros que ya no pueden
invertir a largo plazo y los más que tenemos que ir cambiando el estilo de vida
porque los sueldos no representan el gasto diario.
El país, muy joven y todo los que quieras, con apenas poco
más 200 años de independencia no ha podido salir de su cultura del tlatoani
todopoderoso, de la imagen del gobernador corrupto e insensible hacia sus
gobernados. Al Estado se le están saliendo de las manos los problemas y no sabe
dónde encontrar la solución. Por ejemplo –apuntó- el tema de los impuestos es
algo que no han podido decidir en años, se hacen pendejos unos y otros y no
pueden establecer un orden en el que el impuesto al valor agregado sea justo.
Existe un dicho que más o menos dice “cuando al pueblo le
pegas en el estómago, hay problemas”, y se acerca el ciclo de poquito más de cien
años que se cree puede ser un detonante social. Ya estamos hasta la madre y
quién nos detiene.
La última vez que encontré a Franca fue en 2007, en el
Barrio de san José, hoy sus palabras mantienen una espeluznante actualidad.
*Fotógrafo/Periodista cultural
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