viernes, diciembre 08, 2017

Crónicas Angelopolitanas. Franca



Primero fue el grito característico y el azote de los tanques de gas lo que desapareció de las calles del centro de Puebla. Después los bolillos y las verduras con las que especulan los comerciantes, ahora desaparecieron las sonrisas y los saludos amables del consumidor, incógnito pero presente en el mercado, recuerdo me comentó Franca Méndez, maestra en sociología, pero sobre todo madre y ama de casa.

Antes se decidía trabajar para llenar otro espacio en tu vida, superarte, relacionarte, después por ayudar al gasto familiar y descargar responsabilidades de tu pareja, ahora es imperativo el que trabajen los dos, cuando los hay. A veces hay quien tiene dos trabajos o vende cosas.

El gobierno, sea quien sea nos está arrinconando y dejando indefensos, no hacen nada en realidad por mejorar la situación económica y social del país en donde Puebla juega un papel importante. El campo es cada vez una peor opción de inversión y está provocando desde hace años una migración a las ciudades de forma impactante, y aunque se enriquece y altera la cultura, viven en hacinamientos sin servicios.

Después de estar conteniendo la inflación por más de un sexenio de manera artificial, hoy se refleja en la pérdida de empleos y –acusa Franca-, el aumento de la economía informal que no paga impuestos, pero si entrega grandes cuotas al gobierno.

Otra discusión de este tiempo es el del gasto en las elecciones, pero porqué somos nosotros los que tenemos que pagar las campañas, ¿Por qué no son los propios partidos los que se paguen esos gastos llenos de mentiras? ¿Para qué queremos sus fotografías en cada poste de un material que no se recicla?

Todo ese dinero ¿Por qué no se utiliza en los damnificados, en apoyar al campo o en organizar campañas que involucren el bienestar social? Este anuncio del aumento a la gasolina ha generado una psicosis entre la población. Unos que esconden los productos que pueden, otros que ya no pueden invertir a largo plazo y los más que tenemos que ir cambiando el estilo de vida porque los sueldos no representan el gasto diario.

El país, muy joven y todo los que quieras, con apenas poco más 200 años de independencia no ha podido salir de su cultura del tlatoani todopoderoso, de la imagen del gobernador corrupto e insensible hacia sus gobernados. Al Estado se le están saliendo de las manos los problemas y no sabe dónde encontrar la solución. Por ejemplo –apuntó- el tema de los impuestos es algo que no han podido decidir en años, se hacen pendejos unos y otros y no pueden establecer un orden en el que el impuesto al valor agregado sea justo.

Existe un dicho que más o menos dice “cuando al pueblo le pegas en el estómago, hay problemas”, y se acerca el ciclo de poquito más de cien años que se cree puede ser un detonante social. Ya estamos hasta la madre y quién nos detiene.

La última vez que encontré a Franca fue en 2007, en el Barrio de san José, hoy sus palabras mantienen una espeluznante actualidad.

*Fotógrafo/Periodista cultural