martes, marzo 24, 2015

Cáncer, el temido gran desconocido (Parte I)

Cáncer, el temido gran 
desconocido (Parte I)

La sola palabra nos hace temblar y nos remite a una inminente pérdida debido a que siempre conocemos el final de la historia. Poco sabemos acerca de su origen, de cómo funciona y mucho menos de que forma parte de la maquinaria vital de cada ser humano.

El cáncer es el nombre común que recibe un conjunto de enfermedades relacionadas en las que se observa un proceso descontrolado en la división de las células del cuerpo. Puede comenzar de manera localizada y diseminarse a otros tejidos vecinos. 


Se reconoce al cáncer desde el año 1600 a. C. por los egipcios quienes lo describen quizá por primera vez. Sin embargo es el médico Hipócrates quien emplea por primera ocasión la palabra “carcinos” (cangrejo), relacionando el crecimiento de las células de esta enfermedad con el cuerpo de este animal.
El cáncer es el resultado de dos procesos sucesivos: el aumento de la proliferación de un grupo de células denominado tumor o neoplasia y la capacidad invasiva que les permite colonizar y proliferar en otros tejidos u órganos, proceso conocido como metástasis.

Tal como lo mencionan en la página web del Instituto Nacional del Cáncer, el cáncer puede comenzar casi en cualquier lugar del cuerpo humano. Normalmente, nuestras células crecen y se dividen para formar nuevas células. Cuando las células normales envejecen o se dañan, mueren, y células nuevas las remplazan. En el cáncer, este proceso se descontrola. A medida que las células se hacen más y más anormales, las células viejas o dañadas sobreviven cuando deberían morir, y células nuevas se forman cuando no son necesarias. Estas células adicionales pueden dividirse sin interrupción y pueden formar masas que se llaman tumores.

Lo anterior quiere decir y lo recalco, que todos tenemos células cancerigenas. Estas células no aparecen en los análisis básicos hasta que las mismas se han multiplicado por miles de millones. Cuando un médico le dice a un paciente de cáncer que no tiene más células cancerígenas en su cuerpo luego de un tratamiento, significa que el examen ya no detecta las células cancerigenas, porque la cantidad de ellas en el cuerpo no alcanzan la cantidad necesaria para ser identificadas en el análisis normal.

Entonces, si todos tenemos células cancerígenas ¿Cómo se diferencian de las células normales? Una diferencia importante es que las células cancerosas son menos especializadas que las células normales. Esto quiere decir que, mientras las células normales maduran en tipos muy distintos con funciones específicas, las células cancerosas no. Esta es una razón por la que, al contrario de las células normales, las células cancerosas siguen dividiéndose sin detenerse.

Las células cancerosas pueden ignorar las señales que normalmente dicen a las células que dejen de dividirse o que empiecen un proceso que se conoce como muerte celular programada, o apoptosis, el cual usa el cuerpo para deshacerse de las células que no son necesarias.

Las células cancerosas pueden tener la capacidad de influir en las células normales, en las moléculas y en los vasos sanguíneos que rodean y alimentan las células de un tumor. Por ejemplo, las células cancerosas pueden inducir a las células normales cercanas a que formen vasos sanguíneos que suministren oxígeno y nutrientes, necesarios para que crezcan los tumores. Estos vasos sanguíneos también retiran los productos de deshecho de los tumores.

Las células cancerosas, con frecuencia, son también capaces de evadir el sistema inmunitario, una red de órganos, tejidos y células especializadas que protege el cuerpo contra infecciones y otras enfermedades. Aunque ordinariamente el sistema inmunitario elimina del cuerpo las células dañadas o anormales, algunas células cancerosas son capaces de "esconderse" del sistema inmunitario.


Los tumores pueden también usar el sistema inmunitario para seguir vivos y crecer. Por ejemplo, con la ayuda de algunas células del sistema inmunitario que impide una respuesta inmunitaria descontrolada, las células cancerosas pueden de hecho hacer que el sistema inmunitario no destruya las células cancerosas.