miércoles, febrero 22, 2012

Feria del libro en lenguas originarias


Foto: Kino
Revertir políticas
colonialistas

Joaquín Ríos Martínez*

Desgraciadamente en este país no existen políticas culturales públicas dedicadas a la preservación de las lenguas originarias de México, y tampoco se les ve como el patrimonio de la humanidad que son, mencionó en la inauguración de la I Feria del libro y publicaciones en lenguas originarias y maternas Carlos Tachisavi, hablante de Ñuu-Davi o mixteco.


Durante su conferencia “Las lenguas maternas como patrimonio cultural”, acusó que la mayoría de las lenguas no cuentan con un apoyo institucional que las saque de la miseria y marginación en las que se encuentran al punto de poder desaparecer en el mediano plazo.


Hay que revertir estas políticas colonialistas que aún existen hacia la lengua, la cual es la identidad propia de cada lugar, por ello se requieren políticas culturales permanentes y discursos pasajeros cada hay algo que conmemorar.


En México como se sabe es el país latinoamericano con más lenguas originarias, esa riqueza desarrollado después de Mesoamérica ha sobrevivido a los avatares desde la Colonia hasta nuestros días. Esto hace al país sumamente complejo, diverso y rico, esencial para el mantenimiento de la naturaleza en el planeta. Las lenguas originarias en México son el camino vivo donde se conjuga la trascendencia del tiempo, son la huella donde se refleja la historia.


En cada palabra –continuó el investigador- se puede palpar la relación sujeto objeto, son códigos comunicacionales con los cuales se transmite la visión del ser humano con el cosmos, una visión del hombre y su entorno. Casi todas estas lenguas se han venido transmitiendo de manera oral en reciprocidad de los hablantes con los oyentes.

Al dueño del sol

Para dar inicio al evento de la Feria del libro en lenguas originaria se realizó un rito en el que se habla todos los dioses para pedir permiso de actuar en su nombre y poder la ayuda para la continuación del ciclo de la vida, respondió a Síntesis en entrevista el Tata Alfonso Margarito García, patriarca del grupo Nauyuca de san Pablito en Puebla.


Al dueño del sol, la tierra y el mar le pedimos la siembra, la lluvia; al dios del mar que manda el viento, y el sol que nos calienta y calienta el campo y sus semillas. El agua y la madre tierra junto al sol nos dan todo: pasto y su ganado, cosecha y trabajo para los jornaleros, y salud. Para ello rezamos los curanderos.


El rito se ofrece a los cuatro puntos cardinales y al centro que es la madre tierra; al norte se le pide poco porque de allí proviene el frío –responde el sabio de 73 años-, al oriente de le pide la lluvia de temporada; al sur el calor y al oriente el granizo para que la tierra endurezca con el fresco.


Para complementar la información Marcela Beltrán Vázquez, Danzante de tradición, agregó que el oriente está dedicado a Quetzalcóatl, nuestra memoria; el poniente a Xipetotec la renovación, representado por el color y ahí se conmemoran las mujeres que mueren en el parte; al norte Tezcatlipoca, nuestras memorias ancestrales y al sur Huichilopoztli, nuestra fuerza de voluntad; Tonatiu el Sol y Tonantzin nuestra madre tierra.

*Publicado en el diario Síntesis de Puebla el 22 de febrero de 2012.