martes, agosto 07, 2007

Editorial Revista Culturista


Editorial

La llamada

Este 2007 se ha distinguido por el luto con que se ha vestido el teatro poblano. Luis Rivera, Víctor Puebla y Marko Castillo, tres actores y directores que enaltecían el trabajo escénico en Puebla han pasado a mejor vida, dejando vacíos enormes en la vida artística de la ciudad y el estado.

Lo cierto es que es una generación teatrista que se está yendo. Los telones se han vestido de negro y ha habido quienes se han llegado a preguntar ¿qué va a pasar con el teatro poblano?

La respuesta es simple: es una llamada de atención a las nuevas generaciones. El teatro ha sido considerado desde el nacimiento del cine un arte en vías de extinción, sin embargo, llevamos casi cien años de que surgieron las primeras películas y el oficio teatral continúa vivo. Con problemas claramente identificados como sería la escasa difusión que le dan los medios de comunicación y la poca afluencia de públicos, el teatro se ocupa de sobrevivir y evolucionar.

Recientemente los medios electrónicos han ocupado una función difusora que la prensa escrita ha descuidado y de esta forma, se ha logrado comenzar a identificar al público teatral y a él es a quien directamente se le hace llegar las propuestas escénicas, si no obteniendo una respuesta apabullante, sí logrando aumentar el número de espectadores.

En las manos de las nuevas generaciones queda el lograr que el teatro no muera. Sin duda necesarias para seguir llenando butacas son las propuestas novedosas, promociones y estrategias.

Hablando de generaciones, quiero aprovechar este espacio para hablar del nuevo Teatro Melpómene, ubicado en el corazón del Centro Cultural de la Editorial ACD, sito en la 17 Sur 3105. Este nuevo templo de la escena acaba de abrir sus puertas con una propuesta de acercamiento al teatro, la obra “La ventana”, todos los sábados a las 19 horas. Invitamos al público interesado a conocer este lugar y a permanecer pendiente de las diversas obras que ahí se presentarán.

El teatro es uno y vive, sólo es cosa de escuchar su llamada. No quedará decepcionado.

Luis Manuel Cabrera