domingo, junio 17, 2007


Hasta Adentro se publica todos los jueves en la Jornada de Oriente. 061407

Hasta Adentro
Algo más


En todas las profesiones y en todos los ambientes los miembros de una comunidad luchan desesperadamente por sobresalir. Es algo inherente al comportamiento grupal, la necesidad e pertenencia a un equipo o a un gremio que se dedica a hacer las mismas actividades. Y es una lucha constante además del sentido de pertenencia, lograr por medio de la inserción en el medio de trabajo el tan anhelado reconocimiento que todos perseguimos.
En el ámbito artístico, al igual que en otras áreas, esta necesidad se encubre, por medio de varios disfraces ante los colegas y a los demás miembros de la sociedad, el trabajo entonces se centra en demostrar cómo un elemento puede descollar de manera relevante. Se hecha mano del talento, del carisma, de las relaciones políticas o sociales de las cuales podemos echar mano para estar presentes, no sólo ante la tribu de ejecutantes sino ante la sociedad en general.
El problema radica en que, el artista, por necesidad de profesión es una figura pública. Su trabajo va dirigido a un público necesariamente en todas las ramas de las artes. De allí se desprende la necesidad imperante de trabajar arduamente para no ser excluido primero, de la comunidad a la que pertenece para después ser incluido de manera plena con la aceptación de todos los factores que componen la sociedad.
El artista de entrada se muestra como un ente rebelde a los cánones que se le imanen de manera tradicional, además de la ambición natural del creador para recrear un universo propio que sólo le pertenece a él mismo y que quiere hacer extensivo a los demás elegidos por él mismo, por supuesto.
El medio existente necesita algo más que la buena intención del artista en ciernes. Necesita saber si es uno más de la cofradía, si tiene talento, la presencia, el desarrollo adecuado que calza con sus propios intereses, saber si la competencia es leal, si el artista tiene futuro o es una mera pretensión o pose su pretendida postura ante el quehacer artístico.
En la apreciación del público en general lo que busca al artista es el reconocimiento de la persona común, del espectador casual, del lector interesado, el lograr que el hombre de la calle, el desconocido, pueda sin ningún interés, sin ningún encauzamiento apreciar el trabajo artístico de un ejecutante.
Se debería trabajar sobre este último rubro. Conquistar a los públicos que no conocemos. Pero la actitud que nos acompaña desde el inicio de nuestras labores, alentados por la postura de la propia familia, además de pensar que las artes se usan tan sólo como entretenimiento hace que nuestros escasos éxitos sean dirigidos, aplaudidos y contemplados por familiares y allegados que aplaudirán cosa que se haga, tenga o no pretensión y valor artístico
De allí que los artistas se ven envueltos en una vorágine de actividades porque además de crear el producto artístico, tiene que trabajar en la elaboración de su imagen y además cuidar y proteger su inclusión en el medio al que pertenece y al mismo tiempo lograr el reconocimiento del público al cual quiere dirigirse.
La diferencia del trabajo artístico en las ciudades de provincia con el Distrito Federal, es que aquí aún podemos lograr la exclusión o la inclusión gracias a nuestro trabajo, y no necesariamente cubrir contratos que nos obligan a hacer lo que no queremos a cambio de, precisamente, presencia ante el público masivo. Cada quien escoge.
Creo que nuestras autorices culturales deben ayudar a la difusión del trabajo artístico de los artistas locales.