jueves, agosto 09, 2012

La Fuente de Jade

Y, entonces, fue como si dentro de ella un dique de contención súbitamente cediera y un torrente irrumpiera contra su prudencia y razón, sumergiéndolas, pulverizando principios ancestrales que nunca había puesto en duda… los labios del niño insistieron y empujaron y entonces ella abrió los suyos… tampoco retiró la mano que, de pronto, sintió en uno de sus pechos.


Elogio de la madrastra, Mario Vargas Llosa. Editorial Grijalbo (1988). Sala de lectura de Metzcalli CuestiónArte.

Foto: KINO