Censura anticipada desde el IMACP
Paula Carrizosa
La Jornada de Oriente
22 de agosto de 2012
Las integrantes de la asociación civil El Taller denunciaron que Rafael Navarro Guerrero, subdirector de Promoción Cultural y Patrimonial del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), censuró su participación en el segundo Festival de la lectura y la poesía que concluyó hace unos días. Ello, porque cuestionó la pieza teatral Mujer no se escribe con M de macho, pues el fragmento en donde se muestra el uso del condón, según el funcionario, debía ser algo “más estético”.
Por medio de un comunicado Natalí Hernández y Gabriela Cortés, integrantes del colectivo, señalaron que en la sección femenil de Centro de Readaptación Social de San Miguel presentaron un fragmento de esta obra que estrenaron en 2005. Dijeron que aunque reconocen la labor del IMACP al gestionar su participación en lugares restringidos, como lo es una cárcel femenina, es cuestionable la actitud de Rafael Navarro.
“Nos resulta muy preocupante y delicado el hecho de recibir primero una llamada telefónica de Rafael Navarro el pasado 1 de agosto para informarnos que el IMACP no había quedado satisfecho con el trabajo presentado por el contenido político de la obra”, expusieron en la misiva.
Mencionaron que luego de aquella llamada solicitaron una cita con él y con la directora del IMACP, Martha Patricia Sánchez Matamoros, para conocer los motivos que generaban esta insatisfacción; señalaron que la reunión se concretó al día siguiente.
En dicho encuentro, Rafael Navarro les reiteró lo que les había dicho por teléfono y les dijo que la obra no es algo que “el IMACP promueva y que no fue considerada apta para el acto, pues necesitaban algo más estético”, haciendo especial mención en la parte en que las actrices, encarnando a sus personajes, muestran el uso del condón.
“Nos informó que a partir de nuestra intervención consideraba la necesidad de generar un formato para que los artistas que presenten en adelante su trabajo a través del IMACP se vean obligados a aceptar, con firma de por medio, la condición de no mostrar contenidos de política, ni de religión, según se nos dijo, como postura del instituto de cultura”, señalaron.
Luego de la postura del funcionario, Hernández y Cortés pidieron a Patricia Sánchez una respuesta y ella contestó que “las opiniones vertidas por parte del funcionario no representan la postura de la institución, sino una postura personal”.
Por último, las fundadoras de El Taller enfatizaron que es cuestionable que “un funcionario de una institución pública como es el IMACP, busque imponer su punto de vista particular”, y con ello “reducir las posibles actividades artísticas y culturales futuras a simples actos vacíos e irrelevantes que demuestren la falta de autocrítica”.
Por su parte, Rafael Navarro afirmó en una entrevista que en “el IMACP no hay censura, sino que lo que faltó fue un diálogo previo con las creadoras”. Explicó que como gestor cultural, sabe que en la retroalimentación que se da luego de las presentaciones –misma que constituye una especie de “postevaluación”–, les hizo saber “que el contenido de la obra no era adecuado para el proyecto, el cual buscaba enganchar a la gente con la lectura”.
Señaló que la recomendación principal se hizo en el sentido de las cuestiones políticas que se tratan en la pieza, ya que se dan referencia “con nombres y apellidos” de ciertos personajes políticos, algo que consideró no es conveniente, pues resultaría mejor hacer menciones de una forma más general.
“Los procesos de gestión cultural nos obligan a sentarnos a dialogar. En el IMACP hay libertad para los artistas. Las puertas siguen abiertas porque sabemos que la cultura no sólo la hacen las instituciones sino los creadores y el público”, aseguró Navarro.
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