jueves, enero 12, 2012

Critic@rte (opinión)

Colgar por
colgar;
espectáculo y
decadencia


Ramón Almela*



Desaparecida el aura de la obra de arte, (Walter Benjamín y la pérdida del sentido de lo original en la época de la reproducibilidad técnica) su esencia es remplazada por su circulación, se desplaza la verdad del arte desde la materia intrínseca de lo producido hacia la comunicación elaborándose su sentido y significado en la capacidad expansiva de su muestra, alcance y propagación, y a ello contribuyen (o imposibilitan) los mecanismos culturales de las instituciones públicas y privadas, y los espacios virtuales en red.


…La imagen se incorpora a esta dinámica y sucumbe en el “kitsch” por ese uso masificado de la imagen en la ensoñación de belleza consumible. Abundancia y banalización imperan en las prácticas artísticas como síntoma de una etapa de decadencia. Una gran cantidad de artistas operan desde un enfoque de la imagen como marca a difundir, y su propagación en el espacio del consumo estético; el arte es enmascarado, profanado, prostituido en virtud de los objetivos económicos. Y esto ocurre no sólo desde el ámbito individual, se manifiesta en la actuación de los espacios de cultura donde se aprecia la decadencia en el manejo de las artes plásticas.


La decadencia


Aunque el concepto de la decadencia es complejo y discordante, va emparejado a la noción de crisis que penetra en el declive de lo social como decadencia cultural.


El efecto local es irrefrenable como reacción contra la globalización de las imágenes, desmitificando las pretensiones externas buscando la autonomía de las operaciones simbólicas de su entorno, reivindicando sus peculiaridades culturales; pero, en ocasiones, una ceguera sin selección sólo reafirma esta decadencia en el manejo de la difusión de las prácticas artísticas revelando las carencias y desolación en la actitud dominante, una decadencia que se expresa en colgar por colgar en las muestras institucionales, y que corre paralela a la crisis financiera que augura cambios sociales por acontecer.


Entre tanto, un cinismo plástico se aprecia en el área de las artes plásticas de los responsables de cultura del gobierno. El término “cinismo” refiere a la desvergüenza en la defensa y práctica de acciones que merecen un desprecio. 128 obras del mismo número de artistas estuvieron expuestas en San Pedro Museo de Arte, “+de 100 miradas a la Muerte”, abordando la visión de los artistas poblanos sobre la muerte. Esqueletos y calaveras, restos orgánicos del cadáver que perduran son iconos que actúan como eje principal para plantear la muerte en muchas de las obras.


El conjunto de obras expuestas pone en evidencia los recursos del artista para la expresión de las ideas; se reduce a los elementos de su lenguaje plástico, y entre ellos se encuentra un amplio espectro de intenciones y tremendos desaciertos que, ante la pretensión de ser expuestos, revelan el flagrante desconocimiento…


Este descaro presentando una obra incorrecta sólo se compara a la actitud del gobierno de dar cabida a toda persona que quisiera exponer su producción gráfica con la populista intención de albergar todas las corrientes por la incapacidad de poner criterios en una masiva producción visual que demanda depuración para que el espectador esclarezca lo valioso en la representación. Todo esto tiene como resultado, no la exaltación de la producción plástica poblana, sino la degradación de varias obras de calidad que aparecen expuestas, y la confusión para el público y los artistas que inician, entre los que se extiende como estilo de pintura las insensateces pictóricas que se funden entre la abundancia de imágenes.


Colgar por colgar


La difusión de las prácticas artísticas en Puebla se convirtió, hasta ahora, con la reciente administración cultural en un colgar por colgar con apresuramiento, sin planificación y con la intención de llenar espacios expositivos cubriendo la actividad de los vigilantes y aparentando actividad en este rubro. Así, en Octubre 2011 hubo una serie de exposiciones en Casa de Cultura y en Galerías de Arte Moderno y Contemporáneo que, aunque ofrecían un sustrato de interés artístico, fueron organizadas con descuido y precipitación, no contribuyendo a consolidar una propuesta, destacando más lo que pudo ser desde la idea generada que lo fue presentado.


Se hubiera deseado una profundización de la noción presentada y el seleccionar la obra desde concordancias de estrategias o propuestas formales... pero para esto se necesitaría criterio, tiempo y presupuesto, justo lo que no hubo: Se recopilaron piezas de varios artistas poblanos de calidad que correspondiesen a la temática propuesta con similar cinismo plástico que en “+de 100 miradas a la muerte”.


La muestra “Conceptuando” aglutinaba diez reconocidos artistas. El título orientó erróneamente al espectador al vincular las propuestas hacia el arte conceptual cuando esos trabajos se encuentran situados mayormente en relación al llamado “arte objeto” con los cuales se patentizan ideas a través de la apariencia de los objetos descontextualizándolos o interviniéndolos; hay que tener en cuenta que siempre existirá un concepto detrás de la obra, que la sostiene como arte, así que el título “Conceptuando” no especifica orientación alguna mostrando obra de arte actual, que bien pudieran haber sido otras que manejen conceptos a través de la materialidad textural o figurativa de la imagen pictórica.


Arte proceso

Y, asimismo, “Arte Proceso”, con el subtítulo “Aproximaciones al arte contemporáneo en México”, reúne un interesante grupo de artistas poblanos con el encabezado que apunta a una de las expresiones del arte conceptual donde el proceso de la realización de la obra emerge como la sustancia de la pieza, no el objeto acabado, por lo que se enfatiza la documentación de acciones y prácticas que incluso, a veces, transcurren en proceso incorporando la intervención del espectador. Algunas piezas mostradas no corresponden a esa estética procesual, y varias resultan herméticas en su significado por la falta de adecuación museográfica.


Y para remate de la problemática de “colgar por colgar”, la exposición “Latitudes” que congregó el acervo, dícese internacional, de la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo, con piezas de Carlos Luna, Bayro, Xavery Wolski, y carteles de diseñadores japoneses que expusieron con anterioridad, todo esto compartiendo el espacio con otra muestra de arte actual zapoteca. De nuevo, la amalgama sin más sentido que salir al paso del requerimiento de usar los espacios expositivos, pero sin realizar una adecuada preparación de lo presentado o disposición museográfica informativa; un aparatoso cinismo plástico adornado de espectacularidad en la decadencia cultural plástica que prolifera con la actitud de los responsables de la dirección cultural de los gobiernos poblanos, tanto estatal como municipal.


Espero que se percaten a tiempo de sus desatinos y recurran a los adecuados individuos que aporten un impulso a esta decrépita experiencia artística plástica durante el pasado año 2011 en los espacios culturales públicos.

*Doctor en Artes Visuales. Texto extendido e imágenes en http://www.criticarte.com/