lunes, diciembre 26, 2011

Partidocrácia (opinión)


"EL COSTO INSOSTENIBLE
DE LA PARTIDOCRACIA
MEXICANA"


Por: Verónica Mastretta


Muy caro estamos pagando como sociedad el costo de la partidocracia subsidiada por los impuestos de todos los mexicanos. Cuando alguno de nosotros paga el IVA, o cualquier otro impuesto, una parte de nuestro dinero irá dar al Partido Verde Ecologista Mexicano, que no tiene nada ni de verde ni de ecologista. Solo ese partido ha manejado en doce años tres mil millones de pesos de subsidios, de los que no tiene que rendir cuentas a nadie, y todo ha sido manejado por dos presidentes de apellido González, el padre y su hijo, de cuyos nombres no quiero acordarme.


Otra parte de los impuestos irá al PAN, al PRI, al PRD, al PT, a lo que fue Convergencia y al millonario PANAL, que no solo tiene los ingresos del sindicato a su disposición, también provenientes de impuestos y de las cuotas obligadas que les cobran a los maestros, sino un enorme subsidio de las llamadas "prerrogativas". Dentro de esa lógica, todos somos dueños de los partidos, ya que todos los subsidiamos. Si tú pagas para que exista un club, una asociación o un partido, de alguna manera perteneces a él, o la asociación también es tuya. Y como dueños deberíamos saber exactamente en qué gastan. Pero los partidos han sido muy listos para conservar solo para ellos la llave del dinero público y sus secretos.


Cerraron además la puerta a las candidaturas ciudadanas con una ley electoral que viola abiertamente la Constitución Política de nuestro país, que marca que todo mexicano tiene derecho a ser elegible, o sea, a participar en una elección como candidato siempre y cuando tenga mayoría de edad y no tenga antecedentes penales. Los partidos añadieron un filtro tramposo a la ley electoral: para ser candidato es obligatorio ser registrado por medio de un partido o coalición. Hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación entró en el juego de negarles a los ciudadanos inscribirse de manera independiente cuando falló en contra de la controversia constitucional que presentara Jorge Castañeda en contra de dicha disposición de la ley electoral mexicana. Nada más antidemocrático.


La nueva oleada de panístas pragmáticos encabezada por Clouthier consideró que solo a través de esos subsidios podrían ser competitivos ante un PRI que lo tenía todo: dinero público y privado sin ningún control y los grandes sindicatos, como el petrolero, a su disposición. Por eso era imposible ganarles. Aunque en su momento dicha decisión pareciera justificable, Álvarez y Conchello vislumbraron el peligro de la partidocracia, el riesgo de perder músculo, convicciones y congruencia a cambio de ser "mantenidos".


En 1988 el PRI gobernaba de manera absoluta y controlaba también el Instituto Electoral de ese entonces, pues las elecciones se organizaban desde la Secretaría de Gobernación, y era el Secretario de dicha entidad quien presidía el Consejo Electoral. Ahí estaba Bartlett en 1988 organizando las elecciones y tirando el sistema, según documentaron los perredistas, para evitar el triunfo de Cárdenas y la pérdida de la Presidencia de la República por parte del PRI


¿Es el mismo Bartlett que ahora irá de candidato a Senador por la alianza que llevará como candidato a Andrés Manuel López Obrador? ¿Le creyeron por fin que él no había tirado el sistema, sino otros, o que el sistema en realidad no se había caído sino solo alentado? ¿Estaba en el mismo PRI que negoció con Diego Fernández de Cevallos la quema definitiva de las boletas de la cuestionada elección de 1988? ¿Competirá como priísta en una alianza opositora contra un candidato del PRI?


Es solo un ejemplo de todas las contradicciones del sistema que nos deberían obligar a pensar si no ha llegado ya la hora de dejar de mantener a los partidos y liberarnos de la pesada carga de darles vida artificial a algunos que de otra manera no existirían. La maestra Elba Esther y su partido compitieron del lado del PAN en la última elección presidencial. El año pasado, en nuestro estado, estuvieron en la Coalición ganadora y tienen diputados locales y regidores en muchos de los gobiernos municipales que están formados por dicha coalición. Pero el año que viene serán rivales de dichos gobiernos emanados de la coalición a la que pertenecieron.


El PRI no solo expulsó a Elba Esther de la presidencia de su fracción priísta en el Congreso, sino que prácticamente, como escribió Germán Dehesa, "Tuvieron que volarla como piano desde el elevado piso de la coordinación priísta de la Cámara de Diputados para poderla sacar de las oficinas, ya que se negaba a entregarlas." O sea, no la sacaron de una manera dulce y educada. Ahora irá aliada con el PRI de Peña Nieto y de Chuayfett, el mismo que la corriera de la coordinación de los priístas. Ni qué decir del Verde.


Lo que no está bien es que los partidos sigan estando mantenidos por los contribuyentes. Que se consigan sus recursos con las cuotas y las convicciones de sus militantes. En Chile, los partidos reciben de parte del estado tiempos en radio y televisión, espacios obligatorios para el debate, espacios visuales equitativos para sus propuestas y cero basura electoral. El resto de una campaña corre por cuenta de los simpatizantes y afiliados, pero siempre dentro de estrictas normas del juego que acotan la inequidad y el gasto excesivo. El momento histórico de las prerrogativas a los partidos debe ser superado y abolido. Estamos en sus manos. Tendrían que ser ellos mismos los que modificaran el cómodo sistema de pensiones que los mantiene vivos sin molestarse. Por el momento no creo que eso suceda. No se vislumbra esa generosidad por ningún lado.


v_mastretta@yahoo.com