miércoles, noviembre 19, 2008

Estética de la modernidad... o los perros

La Verdadera Verdá
Estética de la modernidad… o “Los perros”
Joaquín Ríos Martínez*

El principio histórico obliga a situar los fenómenos estéticos y artísticos en el tiempo, tanto en relación con lo que los precede como con su propio tiempo. Cambian históricamente las funciones del arte y, a su vez, el lugar que en el conjunto de ellas cumple la función estética dice Adolfo Sánchez Vázquez, y da pie para reflexionar acerca de la “belleza” y “fealdad” como concepto.
La vida y los objetos los miramos de una u otra forma influidos por la manera en que hemos sido acercados a ellos. Nuestras relaciones con el mundo son el producto de la visión mítica, religiosa o mágica con la que nos han educado sensorialmente. El ser humano razona la posibilidad de lo hermoso o grotesco y con ello revive su experiencia estética, es decir, se siente a gusto o no en presencia de algo.
“El corto ignorante y Los Perros”, esculturas de Jorgen Haugen Sorensen (Dinamarca, 1934), es el título de una de las exhibiciones que inauguraron las actividades de artes plásticas y visuales del X Festival Internacional 2008, canes que representan la parte compleja de nuestras relaciones humanas.
Haugen Sorensen explora con el barro crudo una posibilidad única al evidenciar la textura para lograr transmitir una larga historia, desencadenada producto de nuestra percepción y singular interpretación, a la que ayuda notablemente esa aspereza con barro oaxaqueño, de San Agustín Etla, para ser precisos.
Sus manos moldearon figuras tridimensionales, cafés, lánguidas y nostálgicas, de cuerpos perrunos que muestran la ductilidad, la violencia a donde hemos arrinconado las relaciones, soledad y añoranzas. Perros enjutos, mojonescos y vulnerables en todos los sentidos. Frágiles por sometidos a la dureza de la expresión de quien los mira. Perros callejeros, sin amo que les mueva la cola.
“Su trabajo experimenta expresiones que entrelazan sus mundos oníricos y reales, aspectos que confieren a sus obras un marcado sentido de innovación y provocación” que dejan al descubierto, en el proceso perceptivo la naturaleza esencial, hacia donde se inclina este creador nacido en Dinamarca.
El objeto terminado como una obra de arte no solo es el mejor vehículo para su discurso y forma: es una creación original que emerge de las dificultades originadas por el placer que el artista experimenta al proponerlas y superarlas. La obra está desde que se concibe y hasta que, sobre todo, se materializa.
Con estas esculturas, Jorgen Haugen Sorensen intenta domesticar a la naturaleza primitiva, al animal que sirve de vehículo para trasladarse de un mundo a otro: de la vida a la muerte, del sueño a la idea de realidad. Dominar las historias infantiles, imitaciones que confieren el poder artístico de la imaginación, el recreo y la reconstrucción.
En las obras de Haugen Sorensen hay un rompimiento con la naturaleza, con el equilibrio y por supuesto con la realidad exterior.

*Diplomado en Administración de las Artes y en Gestión Cultural. Este y los textos anteriores más extensos en: http://achtli05.blogspot.com; www.criticarte.com y en la revista Culturista.