Elena Poniatowska referente
de la crítica a las políticas
públicas
Joaquín Ríos Martínez*
En el contexto de la “Semana Poniatowska 80” que celebra a la escritora y articulista Elena Poniatowska Amor, tanto por su aportación a México como su cumpleaños número 80, realizamos una entrevista a su hijo Felipe Haro Poniatowski, quien nos detalla lo que ha significado vivir con una princesa, prolífica autora y crítica del acontecer nacional.
A pesar de nacer en Francia y de que sí viene de una familia noble ella nunca se sintió una princesa y es mexicana por elección y vocación, quien además nos ha enseñado a amar este país, responde Felipe Haro. Yo creo haber tenido una niñez normal porque Elena siempre ha trabajado en su estudio, entonces tenía el tiempo para estar con nosotros, nos llevaba a la escuela y nos regañaba como cualquier madre, me enseñó a poner la mesa y a participar de algunas actividades domésticas para ayudar, por ejemplo.
Mi niñez fue muy feliz y conviví con algunos de los “grandes personajes” de la cultura en México y ha quienes conocí de cerca como a Octavio Paz, Carlos Fuentes, muy bien a Monsiváis, a Felguérez o Francisco Toledo. Para mi era normal y para mis amigos las bromas eran normales, recuerda entre risas “mamá ya sabes que te dicen la pompastowskas, porque escribes con las nalgas”.
Lo que si existió –recuerda- fue el estigma de que era el hijo de un personaje y tenía que ser el mejor alumno, y pues yo era un güevonazo, de los que se iban de pinta siempre; con decirte que estudié la primaria en 9 escuelas diferentes. Conforme Felipe fue creciendo se convirtió en una molestia la frase “ahí vienen el hijo de Poniatowska, rojillos, izquierdosos”.
Toda mi vida, hasta los 26 años que me salí de la casa materna, viví en Coyoacán entre la casa de Elena y en la de mi papá, Guillermo Haro, quien desarrolló el proyecto del observatorio de Tonantzintla, mientras transcurría mi niñez. Para mí –dice orgulloso- Elena es una mujer inteligentísima, trabaja muchísimo aún a su edad y la vez que camina a todos lados, la señora es una persona muy noble a quien desgraciadamente la política mexicana le ha quitado méritos como escritora, el estigma del comunismo, sus relaciones de amistad y cosas por el estilo.
La Poniatowska se fue haciendo de problemas gratuitos por sus ideas y entregas, en el 74 por apoyar a Jaramillo, en el 88 por estar del lado de Cárdenas, luego en el 94 cuando apoya al sub Marcos, el mote de la Talibana en el 2006. Y múltiples amenazas de muerte que ella vivió de manera normal.
Elena –apunta su hijo intermedio- es una mujer muy segura, una persona que tiene la cabeza entera y muy alejada de la soberbia intelectual; y lo que ahora adora es a sus nietos. Está en una etapa de cerrar varios proyectos, pero sigue escribiendo, dando conferencias y yendo a donde la invitan.
Su vida cotidiana –abunda tras preguntas puntuales- comienza a las 7:30, se toma un té mientras lee los periódicos, escribe entre las 9 y las 15 horas, y por la tarde atiende citas o vuelve a la escritura. Le gusta la comida italiana, le fascinan los chocolates, el vino, y es gran conocedora de la música clásica.
Es una persona –finaliza Felipe Haro- muy cordial a quien le gusta hablar de México porque le preocupa la injusticia, la falta de democracia, la pobreza. La mejor herencia que me dejará mi madre es la forma de ser: ingenuo, rayando en lo pendejo. También nos confía en entrevista que una frase y actitud de su madre ante la vida es “aquí y ahora”.
*Entrevista para el diario Síntesis de Puebla, 2 de octubre de 2012.
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¿Cuál es la relación de México en la vida y obra de Elena Poniatowska? ¿Cuáles son los temas que la autora ha privilegiado? ¿Cuál fue su papel en el rescate del testimonio del 2 de octubre de 1968? Estas y más preguntas surgirán un el diálogo dinámico y enriquecedor, a partir de la mesa el Legado de Elena a México, señaló Alonso Fragua, coordinador de la Capilla del Arte.
En la mesa participarán Jorge Abascal, director de Literatura del CECAP; Raúl Bringas, investigador de Negocios Internacionales de la UDLAP; Gabriela DiLauro, maestra en Lengua y literatura hispanoamericana y coordinadora de la línea terminal de Comunicación para el desarrollo de la UPAEP; Julio Glockner, antropólogo e investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP; Felipe Haro Poniatowski, director de FH Producciones y representante de la Fundación Elena Poniatowska Amor; Mariano Morales, poeta; Luis Ortega Morales, periodista, director de Sicla (Sistema de información clasificada); Víctor Reynoso, investigador del departamento de Relaciones Internacionales de la UDLAP.
La dinámica que tendremos –señaló Alonso Fragua- será que en alrededor de 5 minutos, los invitados se presentarán compartiendo su postura, opinión y/o experiencia con respecto a la obra de Elena. Posteriormente, a partir de éstas, el público y los propios invitados, iniciarán el intercambio de ideas y posturas; preguntas y respuestas, siempre con un espíritu crítico, respetuoso y de mutuo enriquecimiento.
La cita es el martes 2 de octubre a las 18:30 horas.
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