Critic@rte (opinión)
foto: KINO
Fraude y enseñanza
del arte en Puebla
Ramón Almela*
El arte está implícitamente ligado a la enseñanza. Las universidades se hallan inciando el semestre con estudiantes hambrientos de conocimiento e inquietos por comenzar su trayectoria artística, impulsados por la búsqueda cultural y la sensibilidad plástica, comprometidos con la realización de la imagen. En mi entorno universitario me encuentro reflexionando diariamente acerca de la situación de la enseñanza del arte.
Muchos alumnos del ámbito gráfico se inclinan por las áreas de animación y video juego, además del diseño o arquitectura que se expanden, y otro reducido número sigue las pautas del arte bajo la óptica tradicional que,en Puebla, la licenciatura de artes plásticas, se halla en cuatro centros: la UDLA, UNARTE, BAUHAUS y, para aquellos que no pueden costear la enseñanza, el Instituto de Artes Visuales del Estado.
Pero, el arte no puede ser propiamente enseñado. El aprendizaje de la disciplina se limita, a pesar de lo que se declare, a desarrollar los parámetros de la producción visual basada en modelos de producción artística y de conocimiento.
Esto ocurre en las artes plásticas, aunque esta formación se centra con resultados más eficaces en las profesiones de carácter gráfico donde la figuración se fundamenta en las aportaciones artísticas del pasado en áreas de representación con el dibujo, el color y la forma. La enseñanza del arte experimenta cierta reticencia a ser tratada de manera convencional. A pesar de todo, a través de la enseñanza gráfica en cualquiera de las disciplinas se busca el desarrollo de habilidades en los fundamentos de la representación tradicional o la construcción de nuevos códigos icónicos impulsando, al mismo tiempo, el conocimiento de las técnicas estimulando el pensamiento crítico y la expresión personal: todo, persiguiendo la evolución de la experiencia visual y la manipulación del lenguaje formal. Pero, el arte, el arte, no se enseña. Se apuntan caminos, se exploran las manifestaciones... pero, el arte en sí, se resiste a ser enseñado.
El arte no se llega a enseñar y, mucho menos cuando gran parte de los docentes de estas universidades carecen del apropiado bagaje pedagógico. En España, el doctorado es condición para ejercer la docencia en la universidad. La capacidad de investigación y habilidad en la presentación estructurada de las ideas es requisito para la adecuada transmisión de las ideas. Aquí, en México, se llega a la paradoja de no estimular los avances académicos. Mientras en España, los estudios de Doctorado en Bellas Artes comenzaron hace décadas, y en USA el doctorado en artes visuales comienza a incluirse en varias universidades (Texas Tech University), en México, las cegatas y restrictivas normativas de la SEP no reconoce tales estudios en el extranjero por carecer de ellos en el sistema educativo nacional, a pesar que la ENAP tiene intenciones de un
Conversaciones y experiencias sobre el aprendizaje del arte en la universidad me forjan una opinión que anticipo drástica pero que precisa aflorar, apuntando directamente a una crítica a la enseñanza del arte en las universidades de Puebla. La enseñanza de la representación en las artes plásticas se enmascara bajo ideas de estilo que pueden ocultar el desconocimiento y la inexperiencia del artista docente que lleva al estudiante a caer en vicios perceptivos y técnicos, graves deficiencias que afectan al desarrollo del alumno. Incluso, paradójicamente, ¡Se defiende la ineficiencia con la excusa de ofrecer una alternativa de profesorado diferente al alumno! A menudo se confunden la posibilidad de docencia en el arte con la profesión del artista. Se asume que cualquiera que ejerce el arte puede enseñar y, además, se prefiere al artista que "vende" para que enseñe ¡Craso error!
Al iniciar el semestre tengo la oportunidad de hallar un campo de investigación peculiar: varios alumnos cambiándose de carrera y mudándose de diversas universidades que deciden abandonar, unas por costo y otras por calidad. He podido comprobar los niveles de habilidad y dónde se encuentran evidentes carencias..., y sigo ahondando en descifrar las razones de los desaciertos docentes. ¿Cuáles son los parámetros utilizados en la selección del profesorado? Aquellos que enseñan el nivel básico de representación apenas acreditan tener nivel de maestría (Había en la UAP o en la IBERO algunos que no tenían ni licenciatura o estudios correspondientes a la materia) y, porque desarrollan su arte con intención de venta, o son profesionales de la arquitectura y el diseño (que apenas tuvieron un acercamiento superficial a los procesos de representación) se les entrega la oportunidad de adoctrinar reproduciendo los modelos de su endeble aprendizaje, arrastrando las deficiencias de los maestros pasados los cuales, en el arte, abandonaron una orientación formal y de oficio por la preponderancia de lo conceptual en el arte de la década de los 70.
Nada extraña esta situación en México; la propia SEP ha comprobado con el
reciente examen nacional de maestros que 7 de cada 10 que laboran en preescolar, primaria y secundaria no poseen la capacidad para ejercer la plaza, pero siguen enseñando. Es decir, generaciones enteras han sido timadas en la enseñanza básica. Y en las carreras de artes plásticas, así como en las de diseño y arquitectura ¿Quién determina la capacidad de los profesores del nivel inicial para la enseñanza de la representación? Con un desconocimiento en el área, el coordinador o jefe del departamento incorpora a cualquiera que aparece capacitado para la materia por la actividad de su profesión, ¡Cualquiera puede enseñar dibujo, expresión y representación! Y se mantienen ahí a pesar de las protestas y mala evaluación. Es frustrante oír a los antiguos alumnos señalar la mala enseñanza y desconocimiento de profesores en semestres superiores, pues ya superaron en conceptos al profesor. O también ocurre que esos mismos profesores emigran a otra universidad extendiendo la problemática, engañando finalmente a los estudiantes que asumen se les ofrece un nivel de enseñanza elevada. Es difícil para el estudiante distinguir si lo impartido en clase tiene el nivel óptimo al carecer de referencias comparativas. Cuando un profesor en otra disciplina no conoce su campo se advierte ostensiblemente, pero en el campo de la representación, un pequeño conocimiento y una habilidad que sobrepase al alumno común cuenta como suficiente pues, realmente, con dejarle unos cuantos ejercicios entresacados de libros de dibujo, con no mostrar o hacer nada delante de los alumnos, y con dejar libremente que dibujen o expresen bajo la excusa de no interferir en su desarrollo expresivo se van cumpliendo sus metas docentes.
En las universidades de Puebla, la mediocridad es preponderante, lo saben los propios directores de departamento, pero dada la política de contratación de las universidades y al no disponer de profesorado mejor, deben de subsistir con lo que tienen. Mientras, se está engañando y timando al alumno que costea su colegiatura. Un ejemplo reciente: un alumno, talentoso y trabajador, con las materias aprobadas "Fundamentos de Representación I" de la carrera de artes plásticas de la UDLA abandona la universidad dejando el segundo curso intuyendo la dejadez que domina en ese centro y solicita inscribirse en UNARTE, suponiéndose capaz de convalidar el nivel que se le solicitaba para aprobar las primeras materias de representación de la misma carrera. El examen aplicado mostró los problemas que denuncio, y ahora, cursando la materia básica que quiso convalidar se aprecian claramente los vicios perceptivos en los que se halla preso por su estancia en la UDLA. Y sin embargo, otra compañera que abandona la carrera de Diseño de la UDLA habiendo cursado esas mismas materias bajo mi supervisión o conmigo (sin finalizar el segundo curso) decide comenzar en UNARTE y destaca por su aproximación a los ejercicios de dibujo.
No sostengo estos señalamientos por engreimiento u ostentación. Son muchos datos y experiencias que respaldan mi afirmación. Ni qué comentar de la BAUHAUS, denigrada consistentemente por diversos maestros que han ejercido docencia en ella, o de los niveles en el Instituto de Artes Visuales donde, cuando inicié mi enseñanza, pude comprobar y rectificar en tres meses los desatinos con la figura humana que arrastraban después de 9 semestres dibujando, en la que se presenta como heredera de la Escuela de Bellas Artes del pasado. Los propios modelos de figura humana que trabajan posando para las clases en estas universidades atestiguan los asuntos que denuncio. Con su observación constante mientras posan en los salones de clase pueden identificar y contrastar características que van desde el estilo del profesor a los resultados de los dibujos de los alumnos y sus avances. Modelos con los que he hablado ratifican los hechos que apunto, sobre todo en la enseñanza de la figura humana en la UDLA (no voy a extenderme en numerosos datos que respaldan mi afirmación) Parece que los estudiantes tienen que sufrir sin remedio este timo con el fin de acreditar las materias para obtener su título de licenciatura, a pesar que elevan quejas a decanatura y rectoría, pero son desoídos, incluso se vuelven a recontratar profesores que fueron señalados con malas evaluaciones, y no contratan a los que sí son apreciados por los alumnos (ocurre en todas las carreras de la UDLA).
Y así no queda para muchos alumnos más remedio que pagar y resignarse. Aunque la deserción desde la UDLA hacia universidades como UNARTE se incrementa, consolidándose la alternativa de esta universidad para el estudio de artes plásticas bajo la coordinación de Roberto Rugerio, siempre y cuando prosiga el nivel de exigencia y resuelva algunos nichos deficientes. Si en la UDLA no estuvieran profesores de valía como la Mtra.Laurence Le Bouhellec y el Dr. Alberto López Cuenca del departamento de filosofía, su prestigio en las artes plásticas decaería, pues con ellos se complementa intelectualmente los desatinos que suceden en la enseñanza formal del arte. Además, la UDLA no amplia su concepto de diseño circunscrito a los avances que introdujeron con el diseño de información visual, mientras otras universidades ya ofrecen interacción y animación. Y las artes se estancan en el supuesto que no tienen que ofrecer adecuado dominio formal para la educación del estudiante contemporáneo de arte.
Compruebo continuamente en la enseñanza que algunos alumnos que inician los estudios universitarios tienen una habilidad adquirida con maestros en Puebla, en el barrio del artista o talleres particulares (Ese es otro tema a tratar) y otros muchos en centros de la República Mexicana
o en el extranjero. Es preponderante el desacierto arrastrado por los que fueron enseñados en Puebla.Las razones de estos problemas se extienden también a la escasez de profesorado: los que saben no enseñan. Reciben mejor remuneración realizando sus imágenes pictóricas o empleados en el mundo de la ilustración, limitan sus clases o no están titulados adecuadamente para la docencia. Y varios, capaces de una docencia responsable en la representación, ascienden a puestos directivos en la universidad o el Estado que los aleja de la tarea con el alumno. Todo lo afirmado se respalda con los elevados niveles que alcanzan mis alumnos en la materia que imparto en el TEC para arquitectura, diseño y animación "Técnicas de Representación" que no se logran, de esta manera generalizada, en ningún otro centro universitario de Puebla. Vuelvo a insistir como en mi artículo en critic@rte de hace un año "
la necesidad de articular un sistema que permita enseñar a los profesores para renovar la calidad de la enseñanza de las artes en Puebla.o en el extranjero. Es preponderante el desacierto arrastrado por los que fueron enseñados en Puebla.Las razones de estos problemas se extienden también a la escasez de profesorado: los que saben no enseñan. Reciben mejor remuneración realizando sus imágenes pictóricas o empleados en el mundo de la ilustración, limitan sus clases o no están titulados adecuadamente para la docencia. Y varios, capaces de una docencia responsable en la representación, ascienden a puestos directivos en la universidad o el Estado que los aleja de la tarea con el alumno. Todo lo afirmado se respalda con los elevados niveles que alcanzan mis alumnos en la materia que imparto en el TEC para arquitectura, diseño y animación "Técnicas de Representación" que no se logran, de esta manera generalizada, en ningún otro centro universitario de Puebla. Vuelvo a insistir como en mi artículo en critic@rte de hace un año "
*Doctor en Artes Visuales
Publicado el 29 de Agosto de 2009. www.criticarte.com
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