Pánico Escénico (opinión)
foto: Kino
Pánico escénico
por: Luis Manuel Cabrera*
Y bien, pues llegamos al sexto mes o medio año y el ambiente se siente demasiado relajado.
La situación es esta: una administración de la vida cultural mal dosificada. Atrás queda la sobresaturación de eventos de los días anteriores y sólo está ese sabor de que son muy pocas las opciones culturales de este junio. Una vez más recordamos la frase de “echar toda la carne al asador” y con esto nos referimos a que la carne (sea cual haya sido su calidad) se acabó durante la forzada temporada alta de nuestro entorno. Después de la algarabía, ahora nos enfrentamos a algo cercano a la nada.
La pregunta obligada es: ¿por qué no hacer de las manifestaciones culturales una costumbre que dure todo el año y no sólo las épocas acostumbradas? Si la administración de recursos destinados a estos rubros se preocupara de una dosificación más equitativa de las manifestaciones artísticas no tendríamos el caso de los meses flojos que caracterizan a los “pre” y “post” festivales.
No es cuestión de emplear mayor cantidad económica para lograrlo, es simplemente saber administrar aquello con lo que se cuenta. Así como otras necesidades ciudadanas no menguan a lo largo del año, pugnamos por pedir lo mismo para la cultura. Tal como ocurre con las llamadas“primeras necesidades”, este es un llamado a atenderla con la misma dedicación.
Sabemos que desde tiempos inmemoriales, los alimentos del alma y cultivos del intelecto ayudan a que los individuos engrandezcan sus valores y con ello, se eliminan cosas que se busca erradicar, como es el caso de la violencia y la indiferencia... Pero ¿cómo podemos lograrlo si solamente tenemos acceso a culturizarnos en contadas ocasiones de nuestra existencia?
Es cuestión de comprender que los estímulos deben ser constantes y no cuestiones de dos o tres veces por año, para poder saborear frutos de resultados más tangentes.
*Productor y director de teatro
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