lunes, octubre 19, 2009

Entrevista a Abraham Paredes

Foto: Rocío de la Mora
Abraham Paredes y Kino, 2009

Para ser un buen fotógrafo
hay que aprender a mirar:
Abraham Paredes

Joaquín Ríos Martínez*

Como un niño perverso por travieso se define Abraham Paredes, quien a sus recientemente cumplidos 70 años de edad y 50 como fotógrafo recibió la Cédula Real de Puebla por su labor periodística.

El mayor de 12 hermanos originarios de la ciudad nació en el edificio del Alguacil mayor (8 oriente 409), fue un niño travieso, maldoso en plan de juego, muy mal estudiante y excelente deportista que practicó el fútbol, la natación y la escalada al Popocatépetl durante muchos años.

A partir de los 11 años y armado de su primera cámara, una Brownie, se aventuró en la fotografía deportiva en el hoy desaparecido estadio El Mirador (hoy el Parque España) sede del equipo de fútbol Puebla FC. Otras fotos históricas –revela en esta entrevista- son las de las construcciones del estadio Cuauhtémoc y las del fraccionamiento Gabriel Pastor. Al poco tiempo (en octubre de 1968) me relaciono con los periodistas Fortis y Pepe Lezama e ingreso al Novedades profesionalmente.

En esa misma época comienzan las temporadas de Conciertos universitarios de la Universidad Autónoma de Puebla y Puebla ciudad musical, las visitas de la Filarmónica de la ciudad de México y yo las cubría, -comparte el galardonado- desde entonces me he dedicado también a los eventos artísticos y culturales. Antes de la creación de la Casa de cultura las oficinas de los eventos culturales estaban en el edificio Ayes (Cinco de mayo y 2 poniente).

Paralelo a estos trabajos formales un grupo de fotógrafos nos reuníamos en el club de los 7, formado por 7 creadores buscando cosas nuevas que exponíamos mes a mes. Allí estaba por ejemplo Javier González, Francisco Arriaga, Pepe Díaz, entre otros.

¿Abraham cuánto ha cambiado el estilo en la fotografía periodística?
-Ya sea fotografía de acción o cotidiana a mi me gusta ponerles un toque artístico, buscar un encuadre y una luz diferente pero manteniendo la esencia natural. Esto ha dejado que sea yo quien implante las fotos en el diario donde trabajo, (La Jornada de Oriente) y no el editor.

Hoy por lo que veo a los editores de los periódicos no les interesa gran cosa una buena foto en sus páginas, se conforman con una foto nítida y nada más. Ya no hay creatividad ni arte.

¿Cómo has vivido la transición entre la análoga y la digital?
-Es un cambio enorme, primero por la facilidad de transportar el equipo, antes cargada tres cámaras una para blanco y negro, otra para color y una más para transparencias. Ahora con una sola camarita puedo hacer todo y con una memoria para 400 imágenes. Añoro el cuarto oscuro, pero ya no tengo que revelar cientos de fotos a la semana.
¿Cómo están las nuevas generaciones de fotógrafos de prensa, tienen una Escuela, manejan un estilo?
-Mira los jóvenes reaccionan a las modas y las escuelas de comunicación se las dan. Todos quieren ser periodistas, pero para entrar al fútbol o a los conciertos gratis, no están comprometidos con la realidad, por eso ves que duran poco en los medios. La ventaja de estas generaciones es que aprendieron rápido porque no tuvieron que aprender fotografía, la digital se los resuelve todo, se asoman al visor y hacen 10 tomas de cada escena, escogen la mejor y borran, en nuestros tiempos eso era imposible, desarrollabas un sentido de la imagen y de los tonos.

La fotografía es la esencia de la luz y tienen que aprender eso, con la digital creen que pueden hacer las tomas bajo cualquier circunstancia pero en la realidad no es así, si no conoces el proceso análogo de la captura de luz en la digital no te dará resultados óptimos.

Otra cosa que creo que tienen que aprender los jóvenes es a no invadir el espacio, ahora con su gran angular se meten en la persona, eso no debe ser.

¿Hay diferencias entre la fotografía periodística y la de arte?
-Si hay pero no deberían existir, quien ve las imágenes es quien determina eso. Pueden existir fotografías deportivas o políticas que fueron el resultado de una combinación de factores como la luz, el encuadre, la situación, el momento preciso y eso se convierte en una imagen artística.

Desgraciadamente y con tantos años en la fotografía no he podido juntar los recursos para tener grandes equipos, lentes, flashes y demás herramientas que traen los jóvenes porque se las proporcionan en sus periódicos. Sin embargo con mi camarita digital hago lo que hago.

¿Sin querer una fórmula, que se necesita para ser un buen fotógrafo?
-Se requiere de varias cosas, sensibilidad, suerte, don de la ubicuidad, pero sobre todo aprender a mirar, porque si no lo sabes se te pasarán las mejores tomas esperando el momento adecuado. Hay que saber traducir la realidad del color al blanco y negro y sus escalas tonales. Yo trato de buscar relieve y perspectiva.

¿A cuáles de tus series les guardas más aprecio?
-Son varias, pero dentro de ellas una serie tomada en la Plaza de toros cuando un toro se lanza en persecución contra Pepe de la Peña, un espontáneo, correteado por el toro y por la policía hasta que brinca a las gradas y lo rescata la porra. Otra que considero sensacional son las fotos aéreas que tomé del cráter del popo en 1996.

¿Cuáles son los siguientes planes de Abraham Paredes?
-Tengo muchos deseos de organizar una retrospectiva de los 20 años más recientes y también una exposición de los 15 años de la erupción del Popocatépetl.
*Periodista cultural. Entrevista publicada en Síntesis de Puebla, del 13 y 14 de octubre de 2009.