miércoles, septiembre 21, 2011

No a la violencia,
si al Jazz

Vista Previa de la imagenJoaquín Ríos
Martínez*



El pasado 16 de septiembre la vieja estación del ferrocarril en Puebla cumplió 142 años y con ello se organizan una serie de actividades para celebrarlo como el concierto de jazz ofrecido este domingo con la cantante Lily Vélez y su grupo.


El proyecto Lily´s Jazz Monsters invocó a las grandes voces de los años 40 del siglo pasado con una serie de standars que el público recordó, alternados con composiciones originales de la propia cantante, quien mencionó a Síntesis que "el jazz le da la oportunidad de ampliar el registro de voz, e interpretación a comparación de otros géneros musicales", como el rock o el blues, en los que intervino desde los doce años de edad.


El público que fue ocupando las sillas poco a poco desde las 13 horas se dejó tocar por las influencias de cantantes de la primera mitad el siglo pasado como Billie Holliday, Nina Simone o Ella Fitzgerald quienes han marcado el destino de la cantante, declarándose abiertamente experimental y honesta, produciendo música desde el corazón, hasta poder grabar su primer disco. El sonido del jazz es más fino –sin querer ser elitista, responde- y te da muchas más posibilidades porque aquí lo que expresamos es el alma y sus diferentes tonalidades.


El calor del medio día bajo el toldo gris despertó a los asistentes quienes aplaudieron las interpretaciones, adultos que compartían las tonadas con el movimiento de cabezas y tronido de dedos, niños y niñas bailoteaban con el sonido del contrabajo, la trompeta, el piano y el trombón.


El arte y la música


El arte y la música nos ayudarán siempre a pensar con claridad y libertad, porque en lo referente a lo que pasa en el país y en el mundo acerca de la violencia Lily Vélez piensa que se está polarizando la luz y la oscuridad (el bien y el mal). Debemos trabajar en la paz desde uno mismo y desde nuestros espacios de influencia, como en el trabajo o con la familia.                      

Si todos hacemos un compromiso de desarrollo personal –opinó la cantante y compositora proveniente de Culiacán, Sinaloa- el mundo tiene que cambiar, y si bien la luz y la oscuridad siempre han existido, son el equilibrio, hoy se notan mucho más.


La interprete dirige y da indicaciones a sus músicos, a veces convertidos en dúo, en cuarteto o quinteto. Desde la primera canción cierra sus ojos y se deja transportar a un viaje místico que el jazz le provoca, contagia a los espectadores, todos juntos viajamos en una voz que lo hace parecer sencillo.


En cada solo de la batería, el piano o la trompeta sus manos imitan los movimientos, ella toca en el aire y hace bailar a su sencillo vestido rojo intenso.

A la derecha del escenario hay un niño como de ocho años que llevó a sus tortugas recién compradas al concierto y, las enfrenta al escenario desde las bolsas de plástico que las contienen, como para que escuchen mejor.

La música como cura del mundo antagónico


El público ahora está compenetrado, es partícipe para la segunda parte del concierto de todo lo que sucede. Las aproximadamente 200 sillas están ocupadas y hay personas paradas, muchas sonríen de satisfacción, de placer. Los aplausos son amplios y prolongados, la cantante se ha ganado al público con esa inmensa voz, sus manos se aferran al pedestal del micrófono y se deja ir en un sentimiento profundo y colectivo.


Otra vez, la libertad que da la música nos propone a los seres humanos múltiples oportunidades de cambio, recuperemos los valores finalizó Lily Vélez, seamos responsables del cambio, pensemos en las condiciones de seguir trayendo niños y niñas al mundo. No más violencia que se traduzca en gritos, golpes, asesinatos, secuestros.


El Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (11 norte 1005), la vieja estación y sus andenes se han posesionado de un público recurrente a las actividades alternativas y permanentes.


*Publicado el 19 de septiembre de 2011 en el diario Síntesis de Puebla.