domingo, abril 03, 2011

La Verdadera Verdá (opinión)

Promoción… o
partida Palafoxiana


Joaquín Ríos Martínez*


Hace poco un discurso pedorro de filiación izquierdista me atacaba con su verdá a cuestas. Hace menos tiempo en un local no menos pedorro mi socio y amigo me decía: este es el tercer sexenio que intento llamar la atención acerca del tema de los presupuestos y su aplicación en materia de promoción, difusión y profesionalización.


Analizamos la nueva posibilidad de intentar un firmado colectivo que apoye que exista una partida presupuestal que integre a los colectivos, instituciones, revistas, blogs, espacios culturales, talleres, exposiciones, ediciones, y un infinito más. Qué en lugar que las autoridades llegantes sigan queriendo inventar, cada vez más desafortunadamente, eventos, eventitos, y pedorros festivales.


El estado de Puebla tiene un magnífico colectivo en lo referente a las artes actuales y a su imaginario cultural. Tal vez por ello un grupo de amigos situados en un bar de amplio criterio y espirituosas de colores goteados en papel, decidimos dar rienda suelta a nuestras imaginerías.


Desde hace mucho existe un movimiento cultural soterrado por la impunidad oficial, nunca se ha podido estrechar una relación acorde desde el Estado y hacia la iniciativa privada, hacia los grupos independientes, hacia la población y sus gustos poco informados. Allí está la propuesta para armar una agenda de posibilidades. El Consejo Estatal para la Cultura y las Artes podría destinar un presupuesto fijo para estos seis años a la promoción del trabajo ya existente en Puebla, por supuesto incluyendo sus otros 216 municipios.


El conde Tolstoy y su arte


El Estado tiene que voltear a escuchar lo que León Tolstoy apuntó en su libro “¿Qué es el arte?” de 1880 donde se responde “El arte es uno de los órganos del progreso de la humanidad”, y habría mucha tela de donde cortar para apuntalar esa afirmación.


Nadie en esta mesa, con olor a vodka y herramientas a todo camino, creemos en el Estado protector ni tampoco en el obsequio placentero; creemos en enfocar intercambios de talento, trabajo y cooperación creativos; ellos emanados de una vida dedicada al intelecto innovador. Retomando al conde Tolstoy, el arte y sus procesos se mantienen con amplio margen de corrupción y banalización.


Cuando menos los 15 años más recientes hemos utilizado el poder de las frases de la UNESCO donde destaca que la política cultural es el “conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión administrativa o presupuestaria, que sirven de base a la acción cultural…”. Allí debemos incrustar la posibilidad de que la sociedad intervenga en la política pública. De que sus sueños, alegrías o anhelos cumplan un cometido común de desarrollo espiritual y social.


Todo es tiempo y, recordamos en aquella cantina la postura de Bonfil Batalla cuando puntualiza, “cada comunidad ha elaborado a través del tiempo diversos elementos los cuales les permiten mantener sus fiestas, tradiciones y costumbres, su forma de hacer y entender el mundo y la vida”. Y otra forma de reposicionar el respeto y la tolerancia es incluir las múltiples voces que hoy han surgido.


Homónimos y palaciegos


Nada que ver con la Biblioteca de igual nombre. Hace doce años desapareció el Palafoxiano versión uno porque también nos recordamos las impunidades de aquel “gobernante” contra los Jesuitas, la persecución a los actores y actrices de teatro, la intolerancia hacia la apertura en el arte. ¿Viene un mensaje simbólico?


“Personaje de muchos conocimientos, gran influencia política y cercano al monarca, tuvo a su cargo el juicio de residencia de los tres virreyes anteriores. Durante sus breve mandato ordenó destruir todos los vestigios prehispánicos, aun los que formaban parte de las fachadas de las casas y edificios.


Célebres son sus conflictos con la Compañía de Jesús, en los que defendía las prerrogativas del rey por encima de las de la iglesia. Palafox fue removido de la sede episcopal de Puebla y trasladado a la de Osma en España. Tras su muerte, su figura fue utilizada por la monarquía como bandera contra los jesuitas y en favor de la supremacía del poder real”, como dice la página www.bicentenario.gob.mx


P.D.


Me encontré casi saliéndose solo el libro Cuadernos de Amaxac, del creador de arte Federico Silva, donde Silvia Aboytes dice que el texto dedicado a los creadores jóvenes está relatado por el maestro escultor tlaxcalteca, desde su taller en la exfábrica La Estrella, entre alushes que escuchan anécdotas, testimonios o fantasías del maestro de lo absoluto.


*Periodista cultural. Diplomado en Administración de las artes. Diplomado en Desarrollo y Gestión cultural. Este y los textos anteriores en: www.achtli05.blogspot.com; Pueblahoy.net; criticarte.com; razonesdeser.com; revista Culturista; Fanzine 3D2.