viernes, abril 30, 2010

La Verdadera Verdá

Pedro Friedeberg en Barroqiísimo

Camino al andar…
o los festivales de
la Puebla

Joaquín Ríos Martínez*

En los talleres de Formación de nuevos públicos que me ha tocado impartir a lo largo de los años se discute permanentemente la pertinencia de los Festivales artísticos y culturales, de los presupuestos asignados y de la calidad de los invitados, nacionales, locales o extranjeros, aunque éste no sea el fin de los cursos.

Existen personas que cuestionan la mezcla de eventos de elite con “la cultura popular” o los conciertos “masivos”. Otros que prefieren que estos eventos sean dedicados a temáticas precisas o manifestaciones específicas. Algunos más ingenuos defienden las acciones de gobierno dejando toda la responsabilidad a los estados o municipios.

En estas charlas, dentro del salón de clase o en la cantina, se vierten propuestas prácticas que nunca llegarán a las autoridades encargadas de programar Festivales internacionales o Festivales a secas. Sin embargo casi todos coinciden en que es el Estado el encargado obligado de organizarlos, y de alentar el arte y la cultura de cada sociedad.

Los artistas que asisten a estos talleres para formarse en otras disciplinas, diferentes o complementarias a las suyas creen que las secretarías de cultura o institutos no deben existir para crear eventos populares, aunque en sus programas integren la “alta cultura”, los presupuestos –dicen- deberían estar enfocados especialmente en el estímulo a las obras y en la protección de los artistas.

El público en general que también asiste a mis talleres cree que es bueno que un festival local haya de todo, porque así se cubre un espectro más amplio de gustos y propuestas. Algunos funcionarios alegan que las estrategias de programación deben ser variadas precisamente para atraer nuevos públicos y así fortalecer el trabajo oficial de gestoría, difusión y promoción.

Lo cierto es que en Puebla existen varios festivales, unos dedicados a temas específicos como: In-Edit (cine documental musical, en febrero); Pasión (a la música sacra, en el mes de marzo), El festival de arte y cultura indígena (en marzo); el Festival mucha música (en abril); Discantus (dedicado a la nueva música) o E Jazz (en el que participan mayoritariamente mujeres).

Pero sobre todos los anteriores y los que se escapan a este improvisado listado, están el Festival Internacional Puebla (este año se adelanta al mes de mayo y será su doceava edición); y Barroquísimo en su segunda propuesta, (que por estas fechas estará finalizando). Ambos con una oferta variada y para gustos diversos.

El motivo de los talleres de Formación de nuevos públicos no es discutir esto, y sí analizar las propuestas de las diferentes manifestaciones del arte y la calidad de las producciones. En estas sesiones la idea es ofrecer la mayor cantidad posible de elementos teóricos y prácticos, para que el asistente obtenga criterios para discernir y tomar sus propias decisiones acerca de lo que le gusta o no, y no ser un espectador de las imposiciones agendadas.

Afortunadamente, en cada ciclo hay unos más curiosos que otros, unos mejor informados y más críticos, y de allí se desprenden estás disertaciones que alguna vez han terminado entre vodkas, chelas y porros. Siempre tenemos más y mejores ideas que los funcionarios y nunca encontramos el porqué no nos consultan. jajajaja

Los talleres terminan en tres meses, y después de haber visitado museos, galerías, estudios y talleres de creadores, de haber recibido a gestores, promotores o académicos y de haber intercambiado experiencias e ideas con creadores de arte, los asistentes reciben una carretada de expresiones acerca de las políticas culturales.

¿Existen las políticas culturales? ¿Son consecuentes con las necesidades y expectativas de sus públicos? ¿Se requiere de una sensibilización especial para poder comprender el gusto imperante? ¿Se consulta a los participantes de los eventos? ¿Cómo se delinea una política cultural para un país, un estado o una región tan diversa?
Tras mi experiencia de más de 25 años como expositor, promotor, difusor y tallerista, sólo encuentro, que de no ser por los festivales, millones de personas se habrían quedado sin una sola oportunidad de conocer que el mundo es más amplio de lo que vemos, y más interesante de lo que conocemos. Aplica el dicho “todo depende del cristal con que se mira”.

Lo único cierto es que el arte, en todas sus manifestaciones, nos enseña que aunque el universo de las personas es distinto en cada esquina, aún así hay algo que nos une, y eso es la creatividad y la imaginación, sin importar si somos creadores u observadores.

*Periodista cultural. Diplomado en Administración de las artes. Diplomado en Desarrollo y Gestión cultural. Este y los textos anteriores en: achtli05.blogspot.com; Pueblahoy.net; criticarte.com; razonesdeser.com; revista Culturista; Fanzine 3D2.